Vivimos en una época de inmediatez, donde las cosas se deben hacer rápido y hay poco tiempo para el detalle. Parece que nuestra rutina está diseñada para hacerlo todo tan velozmente que olvidamos hacer conciencia de cada una de nuestras acciones ¡Estamos en piloto automático! Todo lo que consumimos está hecho para usar y desechar, las series, la ropa que usamos, la comida rápida, etc… ¡Pocas veces nos detenemos y disfrutamos plenamente de lo que estamos haciendo en el momento!
Es momento de hacer una pausa
El mindfulness o conciencia plena es la práctica de vivir en el presente, es recordar a donde estamos yendo mientras estamos caminando para reconocer nuestras experiencias e interiorizar qué es lo que nos hace sentir cada situación en la que nos encontramos, con el objetivo de poder enfocarnos más en aquello que nos hace bien y nos genera un aprendizaje, una emoción.
Comer es un placer
Al comer, nuestras neuronas segregan una hormona llamada “dopamina” que está asociada con el sistema del placer del cerebro, lo que hace que disfrutar de nuestros platillos favoritos sea algo que deseamos hacer regularmente. Hoy en día, conseguir la comida que queremos es demasiado sencillo, ya ni siquiera debemos salir de nuestros hogares para ordenar lo que más nos gusta ¡Y es genial! Pero nos ha quitado la oportunidad de ser más conscientes respecto a nuestros hábitos de alimentación.
¿Cómo empiezo a alimentarme conscientemente?
Para comenzar debemos escuchar nuestras sensaciones físicas, como hambre, saciedad y señales de satisfacción, tomarnos el tiempo para observar nuestros pensamientos y emociones mientras comemos para que podamos experimentar placenteramente cada ingrediente, bocado y sensación que nos causa la comida.
La alimentación consciente implica:
- Notar los olores, sabores y texturas en cada bocado. Saborear cada característica del alimento para disfrutarlo plenamente.
- Reducir la velocidad en la comemos para lograr concentrarnos en el proceso de alimentación. Esto es muy importante ya que masticar bien y esperar entre bocado y bocado nos ayudará a tener una mejor digestión.
- Saborear nuestras elecciones de alimentos sin culpas. Debemos aprender qué alimentos son buenos para nosotros y cuidar las porciones de aquellos que no son tan beneficiosos, así equilibramos aquello que nos hace bien con aquello que nos hace felices.
- Tomar conciencia de las cantidades y necesidades que nuestro organismo necesita para sentirse bien. Es importante realizarnos evaluaciones con profesionales para que nos asesoren en qué porciones y alimentos necesita nuestro cuerpo para sentirse bien y lograr los objetivos que tenemos en mente.
Vive la vida con ZERO culpas
Existen alimentos que fácilmente podemos incluirlos en lugar de aquellos que nos gustan, pero no nos hacen bien. Puedes darte un gustito y hacerte muy feliz con nuestra línea de productos ZERO de GULLÓN, deliciosas galletas sin azúcar pero con mucho sabor.
¿Te atreves a tener una alimentación más consciente para una vida plena?
Recuerda que empezar a vivir la vida ZERO solo depende de ti y te hará muy feliz.